Radio Palabra Digital

lunes, 6 de agosto de 2018

¿Digital o analógico?

Parte I

Todavía se discute en foros y conferencias de todo tipo y a todo nivel, sobre la superioridad (o no) de lo uno sobre lo otro.
La realidad es que la discusión es inconducente y estéril.
Tecnológicamente hay una realidad incontrastable: el mundo digital no puede interactuar con el mundo real sin la asistencia analógica y por contrapartida, el mundo analógico podría perfectamente actuar sin lo digital pero, indudablemente, la combinación de ambas tecnologías hace que todo fluya, se facilite y se acelere.

¿Qué es "lo digital"?


El universo digital se reduce a una sucesión infinitamente combinable de unos y ceros que, adecuadamente utilizados, pueden leerse como un conjunto de instrucciones escritas numéricamente para que un dispositivo (cualquiera) realice una acción determinada. Ese dispositivo, seguramente, será analógico: mecánico, eléctrico, electromecánico, neumático, hidráulico, electrónico, acústico, etc.

Sin el intermediario analógico, el mundo digital será siempre una compilación de unos y ceros sin sentido alguno. Se podría hacer una analogía con un libro sin un lector que le dé una razón de ser. Obviamente ese libro sólo será una entelequia. Un objeto más. El libro será cultura, ciencia, novela, poesía o tecnología en la medida en que alguien lo lea, lo estudie, lo disfrute, lo critique, lo ame o lo aborrezca. Sin el lector, el libro sólo tendría sentido para quien lo escribió.... para el resto del mundo sería un objeto más.
El código binario es perfectamente comparable con el ejemplo metafórico del libro. Tendrá sentido si algo o alguien puede decodificarlo y utilizarlo.
Mi caso, es el caso típico de quienes nos servimos del mundo tecnológico para casi todas las actividades diarias sin entrar en la discusión "digital o analógico" porque es una discusión absurda e inconducente. Todos usamos ambas tecnologías sin saberlo o sin percibirlo conscientemente en casi todas las actividades de nuestra vida. Lo digital llegó para quedarse y evolucionar. Llegó para ayudarnos en la medida en que seamos conscientes de que es una herramienta más para alcanzar objetivos y no un fin en sí mismo... Lo que nos lleva a hablar sobre la tan vapuleada "inteligencia artificial".

¿Qué es la inteligencia?

Menudo embrollo implica hablar y opinar sobre ese término. Inevitablemente debo recurrir a la definición científica (no es la única) que tenemos para explicar tal cosa. "La inteligencia es un concepto difícil de definir. Una definición sencilla y primitiva la describe como la capacidad de generar información nueva combinando la que recibimos del exterior con aquella de la que disponemos en nuestra memoria" según los manuales básicos de psicología. También súper resumida en " La capacidad de resolver situaciones nuevas". También se supone que es "medible". Desde esa conservadora y antigua definición de la palabra deberíamos aceptar que la inteligencia artificial (IA) ya existe o existirá.



Pero...



Claro, todo tiene recovecos, interpretaciones y hasta fisuras. Tomando como base la definición científica... la IA ya existe. Obviamente un ordenador común (según esa definición) es inteligente: es capaz de recibir información nueva, tiene memoria y es capaz de combinar ambas cosas para generar nueva información y, eventualmente, tomar decisiones.
Todos sabemos que al hablar de inteligencia no podemos reducirnos a definiciones "científicas" sólo porque en el mundo de la ciencia esa espartana definición esté ampliamente aceptada. De ninguna manera. Si así fuera, deberíamos aceptar que una vieja calculadora "Casio" es, al fin y al cabo, inteligente.
Pero, claro, nada es tan simple. Descontextualizar el concepto, sacarlo del cerebro humano es descalificante. Sólo si aceptáramos que el cerebro humano es una serie compleja de circuitos de memoria y "procesadores" biológicos de información... sólo en ese caso podríamos hacer una analogía entre máquinas y humanos. De otro modo entramos en el campo de lo absurdo. El cerebro humano es el típico caso en que la totalidad es siempre mayor que la suma de sus partes.
Aceptando esa premisa sí, las máquinas serán cada vez más inteligentes y no sólo eso... ya son más inteligentes que los humanos.
Fuera de esa premisa, jamás una máquina (ni tan siquiera las computadoras cuánticas) será más que un muy sofisticado procesador de unos y ceros con capacidades asombrosas de producción a velocidades increíbles.
Pero, como humanista que soy, interpreto la inteligencia como concepto privativo de la mente humana. Y recalco "mente humana". No puedo hablar sólo de cerebro humano. La mente, que pareciera una entelequia, es aquéllo que nos distingue del resto de los animales y máquinas. Por tanto, la inteligencia humana radica en la combinación fascinante de cerebro y mente, considerada esta combinación como un concepto intangible y no medible, contenida en ese increíble envase no renovable e irrepetible, hecho de carne y poesía.

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